¿Porqué tan seria?

Le preguntó el Joker a Rachel, la novia de Bruce Wayne, mientras le colocaba un cuchillo en la boca. Escena de una de las mejores películas que he visto en mi vida. 

Yo sería incapaz de amenazarte de esa manera, pero te hago la misma pregunta: ¿por qué tan seria? ¿En qué momento nos volvimos tan solemnes?

“Estimado Rodrigo, espero este mail te encuentre bien de salud”. 

Dios! 

¿Por qué nos complicamos tanto la vida y además le hacemos perder tiempo al otro con textos más aburridos que esperar a tu esposa mientras se compra zapatos?

Una de dos, o vas directo al grano, o por lo menos entretienes un poco al receptor de tu mensaje con algo menos predecible y acartonado.

En cualquiera de los casos, estás perdiendo oportunidades de oro para venderte.

Sí, leíste bien. De eso se trata siempre. De venderte. Y no hablo de prostitución. Profesión que respeto muchísimo y que también le sirve lo que yo hago. 

Hablo de la necesidad que tenemos todos, y digo todos, de vendernos todo el tiempo.

En el amor, te vendes. En el trabajo, te vendes. En los negocios, te vendes. En la escuela, te vendes. Con tus amigos, te vendes. Con la familia, te vendes.

En la vida, te vendes.

El sábado pasado fui con Carla mi esposa y mis hijos a un museo de arte. 

No sé si te pase lo mismo pero a mi los museos me dan siempre hambre. 

No importa la hora que vaya, lo que haya comido antes ni el tiempo que pase ahí adentro, pero siempre me da mucha mucha hambre. Y en este caso no fue la excepción. 

Saliendo, literalmente me moría de hambre. 

Enfrente hay un hotel con un lindo lobby donde se supone que venden una de las mejores hamburguesas de la ciudad. 

Información dicha por mi hija Roberta quien desde hace algún tiempo se ha convertido en la Consierge de la familia.

Entramos entonces y nos acercamos a la Hostess del restaurante en cuestión. Delante de nosotros estaba una pareja bastante molesta porque no había espacio en el lugar y había que esperar no menos de 2 horas por una mesa.

Cualquier otro, al escuchar eso se hubiera ido a buscar otro lugar para comer, pero yo ya me había dibujado en la mente esa suculenta hamburguesa y definitivamente no estaba dispuesto a esperar 2 horas más por ella.

Entonces, cuando fue mi turno, me acerqué a la distinguida señorita con una sonrisa más amplia que la del Joker y le dije: “Somos 4, no tenemos reservación y Goya me tiene hambriento. No me quiero comer a mi hijo”. 

Después de haber recibido reclamos de la grosera pareja anterior, le causó gracia mi postura y hasta sonrió, pero me reiteró que no tenía lugar, a lo que yo insistí: “Tenemos tanta hambre que no nos vamos a tardar. Danos cualquier rinconcito, nos devoramos una de tus famosas hamburguesas  y te dejamos la mesa libre para tu siguiente reservación, que seguro llega tarde”.

No te sé decir si realmente es la mejor hamburguesa de la ciudad. Mi hambre seguro te mentiría. Pero sí te puedo decir no solo nos sentamos inmediatamente en una muy buena mesa, sino que además nos quedamos tranquilos a disfrutar del postre sin que nadie nos apurara.

Con una Hostess, te vendes.

Una vez que entiendes esto, ves las cosas diferente.

Y cuando aprendes a transmitir tus mensajes para venderTE, tu vida cambia por completo.

Eso quiero venderte. O más bien, eso quieres comprarme.

Yo lo hago todo el tiempo. Me sale naturalito. Tanto, que me gano la vida haciéndolo para otros.

Ahora también lo enseño para que cada quien lo haga.

Y es que es bien fácil. De hecho es mucho más fácil escribir fresco que solemne.

Pero nos encanta complicarnos.

Ya di varios cursos para aprender a hablar. Ahora toca aprender a escribir.

¿Sabías que hoy la gente escribe y lee mucho más que antes? Por eso quien no aprende a escribir para vender, está dejando mucho en la mesa, desde una deliciosa hamburguesa hasta el negocio de su vida.

ESCRIBIENDO ES QUE VENDE LA GENTE. Así se llama mi nuevo MANUAL. 

Ah! El precio. Lo olvidaba. Son 150 dólares. Por ahora. No va a bajar. Pero sí va a subir. En 20 días para ser preciso. 

Así que córrele.